El aparato llamado psicógrafo fue patentado en 1905 por Henry Lavery y tenía por objeto la aplicación práctica de los principios de la frenología.
La primera versión, que se componía de 1.900 piezas, no funcionó, pero Lavery, que se autodefinía como “pensador profundo”, siguió construyendo aparatos más precisos. Hacia 1929 reclutó a Frank P. White como socio capitalista y los dos crearon en 1931 la empresa Psycograph Company. El psicógrafo se convirtió en una novedad ofrecida en grandes almacenes, teatros y lobbies, en la época de la gran depresión.
El aparato consistía en 1.954 piezas montadas en un bastidor de metal, conectadas, mediante una correa movida por un motor, con el interior de una caja de madera, que contenía las definiciones de 32 rasgos psicológicos. Cada uno de estos rasgos estaba clasificado de 1 (deficiente) a 5 (muy elevado) de modo que había 160 estados posibles, pero un número casi ilimitado de combinaciones.
El sujeto se sentaba en una silla conectada con la máquina y el casco se bajaba y ajustaba. El casco tenía 32 sondas, cada una con cinco puntos de contacto en la cabeza. El operador tiraba de una palanca que activaba el motor, el aparato recibía las señales de baja tensión del casco, obtenía la puntuación e imprimía la definición apropiada para cada rasgo.
Se llegaron a fabricar treinta y tres máquinas, que fueron arrendadas a empresarios de todo el país, por 2.000 dólares más 35 dólares por mes. Se convirtieron en atracciones de feria, en teatros y grandes almacenes. Dos “emprendedores” la instalaron en una tienda en la localidad de Black Forest, durante la exposición Century of Progress de 1934 en Chicago, y lograron unos beneficios netos de 200.000 dólares.
La Psycograph Company funcionó hasta 1937. Varios años antes, la frenología ya había sido abandonada en Europa por considerarse absurda.
En la actualidad, el psicógrafo se exhibe en el Museo de Aparatos Médicos Cuestionables, curiosa institución.
El sujeto se sentaba en una silla conectada con la máquina y el casco se bajaba y ajustaba. El casco tenía 32 sondas, cada una con cinco puntos de contacto en la cabeza. El operador tiraba de una palanca que activaba el motor, el aparato recibía las señales de baja tensión del casco, obtenía la puntuación e imprimía la definición apropiada para cada rasgo.
Se llegaron a fabricar treinta y tres máquinas, que fueron arrendadas a empresarios de todo el país, por 2.000 dólares más 35 dólares por mes. Se convirtieron en atracciones de feria, en teatros y grandes almacenes. Dos “emprendedores” la instalaron en una tienda en la localidad de Black Forest, durante la exposición Century of Progress de 1934 en Chicago, y lograron unos beneficios netos de 200.000 dólares.
La Psycograph Company funcionó hasta 1937. Varios años antes, la frenología ya había sido abandonada en Europa por considerarse absurda.
En la actualidad, el psicógrafo se exhibe en el Museo de Aparatos Médicos Cuestionables, curiosa institución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario